La historia de los misioneros Oblatos de María Inmaculada empezó en Francia después de la revolución francesa, cuando toda la sociedad y la iglesia se encontraba en un proceso de reconstrucción.
Eugenio de Mazenod (1782-1861), que era un sacerdote diocesano, fundaría esta congregación en la ciudad de Aix de Provenza con un grupo de misioneros: François de Paule Henry Tempier, Joseph Hippolyte Guibert, Carlo Domenico Albino.
El año 1818 los miembros de la sociedad, tomaron los votos de obediencia y castidad, y en 1821 a la pobreza, dándole un carácter religioso a su congregación.
Oficialmente la fundación tuvo lugar en Aix – En-Provence el 25 de enero de 1816. Para la organización de las misiones los sacerdotes tomaron como modelo las experiencias misioneras de los Redentoristas de San Alfonso María de Ligorio y, para hacer más eficaz su predicación, recurrieron al uso del dialecto provenzal. Algo que dio mucho éxito porque la gente podría escuchar en su lengua, todos los mensajes.
La congregación, originalmente llamada «Sociedad Misionera de Provenza»; en 1825 tomó el nombre de «misioneros de San Carlos». El 17 de febrero de 1826 fueron aprobadas las Constituciones y Reglas y la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, y el 21 de marzo de 1826 la congregación fue aprobada por el Papa León XII como «Oblatos de María Inmaculada.
SU FUNDADOR
Eugenio de Mazenod era de familia noble, pero tuvo que abandonar Francia al estallar la Revolución; estudió en los barnabitas de Turín y Venecia entró en contacto con Bartolo Zinelli, en la Compañía de la fe de Jesús, que ejerció una influencia considerable en su formación. De regreso a casa, entró en el seminario de San Sulpicio y fue ordenado sacerdote en 1811.
El fundador fue proclamado santo por el Papa Juan Pablo II el 3 de diciembre de 1995.
El Superior General de los Misioneros Oblatos, Luis Ignacio ROIS ALONSO, OMI, en la fecha de la aprobación de las Constituciones y Reglas de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada escribió una carta proponiendo tres pasos que ayudaran en el discernimiento y la conversión de todos sus miembros. Conozcamos un resumen de la carta.
COMPROMISO PRIORITARIO: PEREGRINAR CON LOS LAICOS
En mis cartas precedentes, escuchando los llamamientos del último Capítulo general, recordaba nuestro compromiso por el cuidado de:
- nuestra casa común: nuestra Madre Tierra
- y nuestra familia carismática.
Hoy quisiera renovar nuestro compromiso de peregrinar con los laicos que comparten el carisma para seguir dando pasos en la dirección propuesta por el Capítulo y el Segundo Congreso de Asociaciones de Laicos Oblatos.
En estos años, sobre todo a partir de la beatificación y canonización de Eugenio de Mazenod, los laicos han jugado un papel importantísimo.
TRES PASOS PARA PEREGRINAR CON LOS LAICOS
Me gustaría proponer tres pasos que puedan ayudar a la conversión y el discernimiento.
PASO 1.- Estamos llamados a reconocer dando gracias
En primer lugar, estamos llamados a reconocer dando gracias. ¡Qué bien nos hace descubrir y reconocer en el otro el mismo don que he recibido! Reconocer también que el don del Espíritu es mucho más grande que mi grupo, congregación, instituto o asociación.
Reconocernos en el mismo carisma nos lleva a dar gracias a Dios por el don que nos ha regalado y también por el don que es el otro y el don que es cada grupo que lo encarna.
Paso 2.- Aprender
Este reconocimiento me lleva a aprender del otro el carisma porque lo que ha recibido me pertenece y me ayuda a vivirlo mejor.
Paso 3.- Crear espacios y momentos comunes
Necesitamos momentos y estructuras para reconocernos hermanos y hermanas en el carisma. Necesitamos celebrar nuestro carisma común dando gracias a Dios y a aquellos que lo encarnan. Necesitamos crear células formativas para aprender nuestro carisma desde la historia y la experiencia de los otros grupos y modos de vida. Necesitamos discernir juntos nuestra misión común.
El laico Stefano Dominici, miembro de la AMMI en Italia, ha sido nombrado Coordinador de Asociados y Asociaciones de laicos. Él ya está trabajando junto con otros laicos de las cinco regiones oblatas y algún oblato en la maravillosa tarea de tejer una red, cada vez más amplia, de laicos y asociados de nuestra familia, una red que facilite la comunicación y nos ayude a elaborar propuestas con las que seguir avanzando.
Vuestro hermano y peregrino.
Luis Ignacio ROIS ALONSO, OMI
Superior general
JABV