Hace dos mil, mediante una parábola Jesús de Nazareth nos recordó que Dios confían en nosotros, por eso nos entregó talentos. Dios nos confió la construcción de un mundo mejor poniendo los talentos al servicio de la vida, y del buen vivir.
El papa Francisco releyendo ese mensaje nos recordó que la vida podemos enfrentarla de dos modos: con miedo o con confianza. En este dilema debemos saber que el miedo paraliza, en cambio la confianza libera.
Las personas podemos actuar por confianza: confiando en nosotros mismos y en Dios; o podemos actuar con miedo, perdiendo la confianza en Dios y en nosotros mismos.
Muchas personas frente a la vida sienten miedo. No valoran la confianza que Dios pone en él. Ven a Dios como a un juez que proyecta la sombra de sus duros castigos sobre los fracasos de los demás”.
El segundo modo de enfrentar la vida es con confianza. Dios confía en la persona y cada persona debería confiar en si misma. Es confianza libera y nos ayuda a producir más. Lo que Dios quiere que hagamos producir son los valores que debe tener un buen vivir.
Todos nosotros hemos recibido unos talentos, muy valiosos. Cómo los invertimos depende de la confianza en el Señor, que nos libera el corazón, nos hace ser activos y creativos en el bien”.