La 37 Jornada Mundial de la Juventud se realizó del 1 al 6 de agosto del presente año, en Lisboa.
Les compartimos parte a parte el manifiesto de los miles de jovenes que participaron en ese evento
MANIFIESTO DE LOS JÓVENES PARTICIPANTES DE LA IV CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE EL CUIDADO DE LA CREACIÓN REALIZADO EN VÍSPERAS DE LA JMJ 2023
PARTE 1
Somos jóvenes católicos reunidos en Lisboa para el Congreso Internacional sobre el Cuidado de la Creación con el tema El compromiso de los jóvenes con la ecología integral: Estilos de vida para una nueva humanidad, y celebrada en vísperas de la 37ª Jornada Mundial de la Juventud. Damos gracias al Papa Francisco por haber puesto a la ecología integral en la agenda, y agradecemos a los organizadores del Congreso, la Fundación Juan Pablo II para la Juventud y a sus socios, por habernos dado la oportunidad de reflexionar sobre un tema tan urgente y cercano a nuestro corazón.
El Santo Padre nos exhorta a escuchar «los latidos del corazón: el nuestro, el de nuestras madres y abuelas, el latido del corazón de la creación y del corazón de Dios», pero los corazones de la humanidad no siempre laten juntos por la justicia ni la paz, y ni al ritmo del de la creación.
De hecho, hay tantos conflictos armados de diversa intensidad que ocurren en varios países. Se cobran vidas, causan resentimiento y destrucción, y dejan a un lado a personas y comunidades que necesitan reconstruirse.
A pesar de las grandes declaraciones internacionales, millones de personas aún no tienen acceso a las condiciones mínimas para una vida digna. Carecen de alimentos, agua, vivienda, educación y atención médica. Incluso, muchas personas continúan esclavizadas, explotadas y mal pagadas por trabajos informales y precarios que les roban toda su dignidad y las mantienen bajo el yugo de la pobreza.
Asimismo, muchos jóvenes no se sienten representados por sus líderes políticos, aunque desearían participar. Debido a tanto desempleo, muchos jóvenes están postergando e incluso renunciando a sus planes de formar una familia.
Tenemos ante nuestros ojos las desgarradoras imágenes de miles de hombres, mujeres, niños y hasta bebés, que intentan escapar de la miseria, la guerra y la opresión, y dependen de barcos improvisados, extorsionados por contrabandistas sin escrúpulos.
El sombrío final de algunos de estos llamados viajes de esperanza está convirtiendo lentamente mares y desiertos en cementerios abiertos para las personas que han muerto y se quedan sin enterrar.
La contaminación de todo tipo amenaza el aire, el suelo, el agua, la fauna, la flora y también a las personas, con graves consecuencias para el ecosistema.
El cambio climático provoca devastadoras olas de calor, inundaciones, tormentas, incendios y pérdida de la biodiversidad, obligando a muchas poblaciones a abandonar sus hogares. Incluso entre las naciones hay injusticias y relaciones comerciales desiguales. Algunos no tienen reparos en verter sus desechos contaminantes en otros países, o en explotar su suelo y las riquezas de su subsuelo en beneficio propio, sin importar las repercusiones en las poblaciones locales. Asimismo, a pesar de los grandes logros del mundo digital y la tecnología, poco a poco se va contaminando nuestra humanidad: cada vez es más difícil crear y cultivar relaciones sanas y duraderas; la soledad, las adicciones y otros problemas de salud mental van en aumento.
También nos preocupa seriamente que las grandes empresas utilicen su gran poder para controlar nuestros datos e influir en nosotros según sus intereses. Con demasiada frecuencia, el espíritu de los avances tecnológicos y la investigación científica parece estar dirigido a cualquier cosa menos a mejorar las condiciones de vida de las personas y la salud de nuestra casa común.