En el corazón de Bolivia, en el departamento de Santa Cruz se encuentra la chiquitanía una de las ecorregiones más biodiversas del mundo, esta región conocida por sus extensos bosques secos tropicales y su rica cultura indígena, enfrenta hoy una grave amenaza el uso indiscriminado de agrotóxicos y el uso de represas de agua por parte de la agroindustria
En los últimos años la expansión de la agroindustria ha llevado a la deforestación masiva y al uso indiscriminado de agrotóxicos, estas sustancias químicas no solo contaminan el aire el agua y el suelo, sino que también ponen en riesgo la salud de las comunidades indígenas, que dependen de estos recursos para su subsistencia. Además de las fumigaciones el uso de represas de agua por parte de empresas agropecuarias ha agravado la situación
Estas prácticas han secado ríos y arroyos afectando gravemente la disponibilidad de agua para las comunidades indígenas. La falta de agua no sólo impacta en la agricultura y la pesca sino también en la salud y la vida diaria de las personas, las fumigaciones aéreas y terrestres han provocado un aumento de enfermedades crónicas alergias y problemas respiratorios, especialmente niños y mujeres embarazadas. Además, la contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad han afectado gravemente la agricultura tradicional y la seguridad alimentaria de estas comunidades, a pesar de las múltiples denuncias y reclamos de las comunidades el Estado Boliviano ha sido omiso en su responsabilidad de proteger los derechos humanos y el medio ambiente, la falta de regulación y control sobre el uso de agrotóxicos y el uso de represas de agua ha permitido que esta crisis continúe sin freno.
Es urgente que las autoridades tomen medidas concretas para proteger a las comunidades indígenas y el medio ambiente, necesitamos regulaciones más estrictas acceso a la justicia ambiental y un compromiso real con la salud y el bienestar de las personas la chiquitanía no puede esperar más, es hora de actuar.