Los rohinyás son perseguidos desde hace décadas. La minorÃa debió buscar refugio en las últimas semanas en Bangladesh.
Pero al llegar a puerto, todos dentro del bote comenzaron a llorar desconsolados. Además de la familia de Hamida, otras diez personas se habÃan amontonado en la insegura embarcación. El más frágil de sus hijos, de tan solo 40 dÃas de vida, Abdul Masood, habÃa muerto. Al escuchar los gritos de desesperación y desconsuelo, un fotógrafo de Reuters, Mohammad Ponir Hossain, se acercó a tomar las imágenes que hoy recorren el mundo y llaman la atención de este nuevo grupo de refugiados.
"Fui urgente hacia el lugar y encontré a la gente llorando sobre el cuerpo muerto del niño", contó Hossain.
Desde que comenzó el éxodo forzado -los rohinyás son perseguidos desde hace décadas por el gobierno de Myanmar- más de 400 mil de sus miembros debieron abandonar el paÃs. "Los masacraron uno por uno. Y la sangre fluye por las calles", indicó Soe Win, un maestro de Ukhia, Bangladesh a The Washington Post. Quien conduce esa matanza es el lÃder de facto del paÃs Aung San Suu Kyi.
El gobierno del paÃs receptor informó que en los próximos diez dÃas tendrán preparado el campamento para las 400 mil personas. Hasta tanto no esté concluido, no podrán abandonar el perÃmetro en el cual deberán permanecer.
Suu Kyi ha despertado tÃmidas condenas internacionales por la violencia que conduce en las calles de Myanmar. Se espera que en los próximos en la Asamblea General de las Naciones Unidas las voces de reproches sean más fuertes de lo que fueron hasta el momento y el dictador sienta que no tiene más margen para perseguir a su propio pueblo.