El papa Francisco nos propone tres enseñanzas para la vida cotidiana hoy:
PRIMERO: DIOS NOS INVITA A UNA VIDA FRATERNA
Dios prepara para nosotros: un banquete, para estar en comunión con Él y entre nosotros. Y nosotros, todos nosotros, somos por tanto los invitados de Dios.
Este es el tipo de relación que nos ofrece el Padre: nos llama a estar con Él, dejándonos la posibilidad de aceptar o no la invitación. No nos ofrece una relación de sometimiento, sino de paternidad y filiación, que está necesariamente
SEGUNDO: MUCHOS RECHAZAMOS LA INVITACION DE DIOS
¡cuántas veces no atendemos a la invitación de Dios porque estamos ocupados pensando en nuestras cosas!
A menudo luchamos por tener nuestro tiempo libre, pero hoy Jesús nos invita a encontrar el tiempo que nos libera: aquel tiempo para dedicar a Dios, que nos alivia y sana el corazón, que aumenta en nosotros la paz, la confianza y la alegría, que nos salva del mal, de la soledad y de la pérdida de sentido.
TERCERO: COMO ESCUCHAR LA INVITACION DE DIOS HOY
Ese tiempo y ese espacio para estar con el Señor son:
- En la escucha de la Palabra, en la oración
- En la caridad, porque ayudando a quien es débil o pobre, haciendo compañía a quien está solo, escuchando a quien pide atención, consolando a quien sufre, se está con el Señor.
Sin embargo, tristemente para muchos, afirma el Papa, estas cosas son «pérdida de tiempo», y se encierran en su mundo privado. «Y esto genera tristeza -aseguró – ¡cuántos corazones tristes! Por eso, porque están cerrados».
Preguntémonos, entonces: ¿cómo respondo yo a las invitaciones de Dios? ¿Qué espacio le doy en mis jornadas? ¿La calidad de mi vida depende de mis negocios y de mi tiempo libre, o más bien de mi amor al Señor y a mis hermanos, especialmente a los más necesitados?