Eso dicen el reglamento estudiantil de la Confederación Universitaria Boliviana, CUB; el Estatuto Orgánico de la Universidad Boliviana; lo mismo se interpreta de la Autonomía Universitaria, conquista respaldada además por un referéndum nacional del siglo pasado.
Según estas normas el estudiante que ejerce el derecho a la educación universitaria y los demás derechos, incluido el político, debe ingresar a la Universidad aprobando el curso preuniversitario, el examen de admisión o ingreso y la admisión especial para quienes ya son profesionales y quieren estudiar otra carrera.
Estas leyes no señalan cuántos años debe permanecer el estudiante en la U pero rayan la cancha de convivencia y establecen: acatar la autonomía universitaria, respetar, SI RESPETAR A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA, es decir a docentes, estudiantes y autoridades.
El dirigente representa a los estudiantes, aprueba el presupuesto universitario entre otras cosas e interpretando la autonomía debe ser un contrapeso y control en el cogobierno universitario cuando se dicten normas y acciones de los otros poderes o del gobierno central que atenten la creación de ciencia y perjudiquen la formación de los estudiantes.
¿Desarrollan estas leyes hoy los dirigentes de las universidades del país?