«El petróleo, el gas, el viento, el sol, el oro, la plata, el cobre, todos… son recursos naturales y no se debe culpar a los países por tenerlos ni por llevar estos recursos al mercado, porque el mercado los necesita», dijo el presidente azerbaiyano, Elhim Aliev, al recibir a unos 75 líderes en la cumbre climática de la COP29.
«Me pueden citar cuando digo que es un regalo de Dios. Quiero repetirlo aquí hoy, ante esta audiencia».
Los climatólogos y ecologistas insisten en que los hidrocarburos son incompatibles con la lucha contra el cambio climático, pero Aliev recordó que la propia Unión Europea le solicitó hace dos años duplicar las exportaciones de gas azerbaiyanas.
«Nos pidieron ayuda y dijimos que sí, que ayudaríamos a Europa con su seguridad energética», recordó Aliev.
Azerbaiyán es el segundo país rico en hidrocarburos que alberga una COP, después de los Emiratos Árabes Unidos el año pasado.
Después del presidente anfitrión de la COP29, habló António Guterres, secretario general de la ONU. Su discurso fue muy distinto.
Guterres aludió al objetivo esencial de esta COP29: lograr una nueva financiación de la lucha climática. «Los países en desarrollo no deben salir de Bakú con las manos vacías. Es indispensable un acuerdo», dijo Guterres.
Pero la cumbre climática de Bakú apenas cuenta con un puñado de dirigentes del G20, el club de las principales economías del mundo.
A esta cita de Bakú faltarán el primer ministro indio Narendra Modi, el presidente francés Emmanuel Macron, el canciller alemán Olaf Scholz y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, entre otros.MS
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