Hay alimentos para todos, pero no todos pueden comer.
RADIO VATICANO. 25 septiembre 2017.- La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura informó que el hambre en el mundo está en aumento: treinta y ocho millones de personas más respecto al año anterior sufren el hambre en el mundo, debido - en gran medida – a la proliferación de conflictos violentos y a las consecuencias del cambio climático.
Firmado por cinco grandes Organismos de Naciones Unidas, a saber, la Organización Mundial de la Salud, UNICEF, la FAO, el Fondo Internacional para el Desarrollo AgrÃcola, y el Programa Mundial de Alimentos, se hicieron públicos el viernes 15 de setiembre las nuevas estadÃsticas de malnutrición y de la seguridad alimentaria en el mundo.
El Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, Monseñor Fernando Chica, explicó los dos motivos a los que se debe este incremento:
1.- El aumento de conflictos y guerras en el mundo que afectan a 20 paÃses", y por el otro,
2.- Los graves fenómenos de cambios climáticos, como El Niño que produce sequÃas, o La Niña que produce inundaciones, que impiden que se produzcan las cosechas que alimentan a las personas".
La lacra del hambre que afecta a treinta y ocho millones de personas, "que nos son algoritmos, ni simplemente partes de una estadÃstica, sino personas que llega la noche y no tienen nada que comer".
El informe de la ONU llama a la comunidad internacional a potenciar la agricultura, a reforzar las ayudas humanitarias, y pone de manifiesto la necesidad de trabajar por la paz. Mientras en los paÃses haya conflictos, "habrá crisis humanitarias, habrá hambruna, habrá miseria". Por lo tanto es necesario "invertir más en la paz, apostar por el diálogo, y acabar con las guerras que tanto mal están haciendo".
Son 20 los paÃses donde no se pueda potenciar la agricultura, causando, en consecuencia, enormes flujos migratorios, que provocan a su vez que las tierras queden sin cultivar. Es necesario "invertir en solidaridad y evitar el desperdicio de alimentos", porque "un tercio de lo que se produce en el mundo o se pierde o se desperdicia".
Alimentación de cantidad y calidad
Antes se hablaba de inseguridad alimentaria. En cambio ahora hay que asegurar la alimentación tanto en cantidad como en calidad.
Mientras hay personas que no tienen nada que llevarse a la boca, es decir que les faltan nutrientes, hay personas que tienen una salud deficitaria debido al sobrepeso y la obesidad. Esto también conlleva la aparición de enfermedades no transmisibles, como la diabetes, la hipertensión, enfermedades reumáticas. Es decir, la malnutrición es tanto la falta de alimentos, como la alimentación no adecuada. "Hace tanto daño a la persona no comer, como el comer malamente", aseguró el obispo.
Para hacer frente a esta lacra del hambre en pleno siglo XXI -dice el Observador ante la Fao - "hay que crecer en solidaridad, evitar las desigualdades, y sobre todo asegurar una mejor distribución de alimentos: “hay alimentos para todos, pero no todos pueden comer".